mayo 19, 2025

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Emergencia humanitaria sin precedentes alarma al mundo

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La situación crítica en la cooperación internacional ha llegado a un punto alarmante que amenaza la existencia de millones de personas a nivel global. La desaparición reciente de una destacada agencia de desarrollo global, combinada con la reducción significativa de aportes de otras naciones que solían ser donantes, ha desatado todas las alertas en el ámbito humanitario. Más de 300 millones de individuos podrían ser impactados por este escenario, especialmente en áreas extremadamente vulnerables como África y Asia, donde una proporción considerable de la gente depende de la ayuda externa para cubrir sus necesidades básicas de supervivencia.

Este panorama fue el eje central de un reciente encuentro entre representantes de varias organizaciones humanitarias de primer nivel, quienes coincidieron en que se está atravesando una emergencia sin precedentes. Las cifras reveladas son alarmantes: millones de personas han perdido el acceso a programas de alimentación, vacunación, agua potable y atención médica esencial debido al cese de la financiación.

Hasta hace poco, una de las agencias humanitarias más influyentes del mundo gestionaba un presupuesto anual superior a los 35.000 millones de dólares, orientado a programas de desarrollo y emergencia en más de un centenar de países. Su cierre ha dejado un vacío enorme en la estructura global de cooperación. Pero no ha sido un hecho aislado. Otros países donantes también han reducido significativamente sus aportaciones, agravando aún más el problema.

En naciones como Somalia, por ejemplo, aproximadamente 500,000 individuos han quedado sin acceso a asistencia crucial, incluyendo programas de inmunización. En Sudán del Sur, se calcula que alrededor de 200,000 niños menores de cinco años han dejado de recibir asistencia nutricional y médica. Afganistán ha experimentado el cierre de por lo menos diez centros de salud, lo que ha dejado a cerca de 50,000 personas sin servicios médicos. Siria enfrenta la pérdida de acceso al agua potable para más de 35,000 desplazados.

Las consecuencias también se sienten en el Sahel, donde la suspensión de fondos ha paralizado proyectos esenciales en países como Níger, donde unas 560.000 personas dependen de servicios de salud y alimentación que ahora se encuentran en riesgo.

Ante esta situación, las principales organizaciones no gubernamentales han alzado la voz para pedir una respuesta urgente, coordinada y sostenible. Subrayan la necesidad de transformar el actual modelo de cooperación internacional, que consideran frágil y demasiado dependiente de decisiones políticas cambiantes. Proponen impulsar la inversión de impacto, fomentar la participación del sector privado y construir nuevas alianzas estratégicas que garanticen la continuidad de los proyectos en el tiempo.

Una de las propuestas más reiteradas durante el encuentro fue la de reforzar la educación para el desarrollo como herramienta de concienciación social, así como promover una narrativa positiva en torno a la cooperación, que logre movilizar a la ciudadanía y a los actores económicos hacia una mayor implicación en la lucha contra la desigualdad global.

El mensaje de las organizaciones humanitarias es claro: se está ante un desafío no solo financiero, sino también ético y político. La ayuda internacional no es un gasto prescindible, sino una inversión en estabilidad, justicia y paz global. Salva vidas, previene conflictos, reconstruye comunidades y protege a los más vulnerables. Mirar hacia otro lado ante su colapso sería, afirman, una irresponsabilidad colectiva de consecuencias irreparables.

En este contexto, hacen un llamamiento a la comunidad internacional, al mundo empresarial y a la sociedad civil para que se sumen al esfuerzo de sostener la cooperación internacional. El momento de actuar es ahora, antes de que el retroceso en décadas de avances se vuelva irreversible.